.................... Una princesa de semillas y arbolillos destinada a un bosque....................

8 de enero de 2011

.:El primer Mordisco:.

y el bravo Viento seguía inspirando los sueños de Shizue...

Los días habían pasado aunque el capitán, ansioso, no dejaba de acariciar la hoja de manzano como esperando que la todavía verde hoja le susurrase los detalles para continuar su particular cruzada.
El seguidor de la Diosa, tenía una valentía interior distinta a los de los grandes héroes, como Héctor enfrentándose al gran Áquiles. Era más bien un valor que radicaba en el día a día, en la lucha constante como la del barco cuando no quiere ser atrapado por la tormenta. Requería paciencia y fortaleza puesto que su destino era el más complicado de los buscados hasta entonces y las flaquezas que sufriera no sólo lo retrasarían de su calmada playa, si no que harían mermar las energías de su tripulación. Cada nudo recorrido, aunque duro, le daba una fortaleza mayor al ser la mayor la atracción de la llave de plata. Es por eso que nuestro capitán podría ser llamado un valiente.
La ruta desde el Mar de Coral lo llevaba hacia la Isla Monarca, el único lugar donde la especie del manzano llegaba a florecer y dar sus ácidos frutos. Estaba seguro de su camino, ya que por ninguna razón que no fuese el destino, esa hoja podría haber llegado hasta su mano. El azar era una carta que no jugaba en aquella baraja.
Los marineros estaban afanosos y dicharacheros. La emoción de comer algo más que comida desecada y naranjas, les devolvía las energías como si el mejor ron se tratase. Cantaban canciones alegres en los que después de sus grandes hazañas, mujeres pelirrojas y morenas se viesen encandiladas ante ellos. Gritaban vítores a la “Brújula” en señal de lealtad, a lo que Viento, enrojeciéndose por dentro, les azuzaba para que las velas diesen los mejor de ellas. Estaba tan orgulloso de aquellos que le seguían que en la privacidad de sus estancias tarareaba sus canciones mientras estudiaba la ruta. Sin embargo, sus pensamientos sólo eran para Ella y su vida estaba dedicada a su destino.
Ensimismado estaba cuando el contramaestre entró sin llamar en la sala.-Señor es importante-El silencio empezó a invadir hasta la más chirriante de las maderas. Nadie hablaba y si respiraban lo hacían sin emitir sonido alguno. Subió rápidamente las escaleras y por fin, lo vio. Un barcoluengo que más que navegar, flotaba cuan fantasma, entre las azules aguas se acercaba a ellos con inusitada velocidad. Sus velas estaban corroídas y parecía haber sido víctima de un ataque pirata. Había pocas opciones, pero lo importante era pensar rápido. Viento ante el estupor de su tripulación lanzó el ancla y gritó a su tripulación que se agarrasen fuertemente. El golpe fue brutal, los mástiles temblaron y una de las velas cayó de golpe con la fortuna de no encontrar a nadie debajo de ella. La Dama Oscura, como así se llamaba el barco, giró lo suficiente para evitar el frontal ataque del fantasmal barco, que extrañamente se paró como una bestia cansada después de una carga.
Respiraron de alivio para recordarse que estaban vivos y aunque otro paso parecía aguardarles se atrevieron a sonreír. –Vamos, muchachos, esto es una señal- y sin dejar tiempo a que el mismo pasase tomó una cuerda y se lanzó hacia la cubierta del fantasmal barco.
Sin duda habían sido esos perros endemoniados amantes del oro. La sangre y los arañazos daban buena muestra de sus acciones, sin embargo no había señal de cuerpo alguno. El capitán dejó a varios de sus hombres investigando la cubierta y bajó con tantos otros a las bodegas que quedaban extrañamente iluminadas por las grietas por las que la luz, caprichosa, se colaba. Se oía su acompasada respiración y el mar, siempre el mar. El vacío reinaba en aquel fantasmal barco y si algo había habido, se lo habían llevado.
Siguieron investigando, con paciencia y tenacidad revisando cada habitáculo y por fin, dieron con algo. Un barril de madera oscura se escondía tras uno de los refuerzos del barco. Los compañeros lo llevaron rápidamente hacia la luz donde les aguardaba Viento.-Voy a abrirlo, muchachos. Recemos nuestras oraciones a la Diosa-
Al abrirlo la luz se reflejó en el contenido cegándolos momentáneamente, pero cuando sus ojos volvieron a la normalidad, la vista no los defraudó. El barril estaba lleno de manzanas doradas que se asemejaban mucho a las que el fruto de la isla Monarca ofrecía a sus visitantes. Por el contrario y pese a la alegría de sus compañeros, la Brújula no sonreía, puesto que no estaba convencido de aquella señal. Pidió a sus hombres que llevasen el barril a la nave y después de rezar una simple oración se despidió de la nave.
Cuando Viento reflexionaba callaba y miraba al cielo, con los ojos puestos en el infinito y sus manos tocándose el labio. Algo se le tendría que haber escapado, estaba tan seguro que aquello les llevaría a algo, que no hacía más que maldecirse por haber perdido un tiempo tan valioso. Se dio un coscorrón contra la pared y justo uno de sus hombres vino a llamar su atención.-Señor, sé que no está bien que le interrumpamos, pero creíamos que era importante.- Entre sus manos tenía una verde manzana que hizo que todos los temores del capitán se despejaran.-Sólo tenía que tener paciencia. Era una valiosa lección de su Diosa-Dicho esto felicitó al joven grumete, Aguja, que recientemente había empezado a formar parte de sus filas y le pidió que lo volviese a dejar solo.
Sonrió de nuevo y se acomodó en una de sus butacas sin dejar de mirar la manzana. Había dado tantas vueltas y al final el fruto se había presentado ante él. Terminando por fin su reflexión cogió la manzana y le hincó un primer mordisco.

1 comentario:

Viento dijo...

Gracias, una vez más :*

Inquemos mordiscos. A comerse manzanas para comerse el mundo! xD