.................... Una princesa de semillas y arbolillos destinada a un bosque....................

13 de septiembre de 2005

.:MuERtE y REsuRRecCióN:.



A veces-se cuestionaba la Dama Shizue-los cuentacuentos más que nadie, han de silenciar su voz y escuchar las historias de otros que más sabios que ellos las escribieron hace tiempo.
Gracias a la persona que me escribió esta historia hace mucho, mucho tiempo.



- Aramoro... Aramoro...
El ninja giró levemente la cabeza hacia la cálida y acogedora voz.
- Aramoro... ¿Por qué vienes a mi presencia?
Aramoro se arrodilló ante el origen de la voz. - Ha llegado mi hora mi Dama Amateratsu-kami. He sido reclamado por yomi y he de cumplir mi destino.
- No, Aramoro, no.- Respondió la voz, esbozando una leve sonrisa, mientras cierta picardía asomaba a sus bellos ojos dorados. Aún no te ha llegado la hora. Tienes una tarea todavía que cumplir. Juraste ante tu hermano, y lo que es más importante, ante tí mismo, que la cumplirías hasta el final. Tú lo sabes. No lo puedes dejar ahora.
...
- ¡Aramoro!, ¡Aramoro!
El ninja, levemente, con un evidente esfuerzo, abrió los ojos. Escuchaba esa voz otra vez. Tan seductora, tan llamativa, tan sensual... y tan fría como siempre. Con ese deje de amargura contenida que la caracterizaba. Su Señora lo reclamaba. Y sintió un profundo dolor en el corazón, más profundo de lo que nadie sentiría jamás. La paz eterna le había sido negada. Su dolor aún se había de prolongar en el tiempo. Un resquicio de tristeza llenaba ese corazón dedicado por completo a su Señora. Y una lágrima asomó en sus ojos. Tendría que seguir soportando su derrota. Su mísera y cruel derrota.
- ¡Aramoro! ¿Dónde te has metido?
Lo llamaban. Tenía que acudir. Lo había jurado, ante su hermano, su Señor, y ante sí mismo. Se secó la incipiente lágrima con su mano derecha mientras se ponía la protectora máscara que lo separaría del mundo exterior, que lo aislaría, que lo protegería. Y, endureciendo su ceño y cancelando toda emoción, se irguió de su lecho, maldiciendo al timador que le había vendido ese veneno. No había sido capaz de matarlo. Y alzó la voz, que resonó como un trueno en su alcoba.
- Ya voy, mi señora Kachiko-Sama.
Otro día más, parece que tocaba sufrir.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Shizue-Sama, le traigo un mensaje de mi señor, Isawa Inyaki-Sensei.

"No es sabio quien escribe, sino quien de lo escrito es capaz de extraer lo realmente esencial.

Isawa Inyaki, Ishiken del Clan del Fénix.
Por la gloria de los elementos y de nuestro Emperador Hantei."

Stormeyes dijo...

Las palabras de un Ishiken deben de ser siempre atendidas, cuestionadas y valoradas.

Le vacio nunca deja cosas al azar.

Pero el poder de los cuentos es el de la permanencia.