.:El RoMpEjUrAmEntoS:. (3ªParte)

Unos ligeros pies avanzaban por los jardines de Otosan-uchi. Con la mirada perdida en alguna vieja leyenda, Shizue-sama se dirigía a lo más profundo de los jardines para encontrar en ellos la inspiración que tanto ansiaba. Tomó aire y comenzó de nuevo aquella historia esperando que las cautivas flores la encontraran de su agrado.

-Un día maravilloso-se repitió Brenna cuando se dejó caer sobre su suave lecho. Volvió el rostro en busca de un lazo con el que trenzarse sus oscuros cabellos hasta la mañana siguiente. Al alargar su mano, encontró un sobre entre sus dedos. Lo abrió rápidamente intentando saciar su curiosidad sabiendo que sólo ella podía ser la destinataria de tal halago. En aquellos segundos también tuvo tiempo de pensar en posibles remitentes y en desear con toda su alma que fuera la persona con la que llevaba soñando semanas. La carta se abrió entre sus blancas manos y su fragancia favorita inundó el ambiente, con elegante escritura sólo había escritas dos frases:

El amor dura tanto como la memoria, y es digno de cualquier acción.

Te espero, hay algo que llevo tiempo queriendo te decir.

Abrazó aquel papel como si lo que llevara esperando toda la vida y salió corriendo dejando la puerta de su habitación abierta con la carta en las manos y lágrimas en los ojos en busca de su amado.

Las rosas inundaban con su perfume los jardines y el camino se antojaba mucho más largo de lo que recordaba, pero seguía avanzando hacia el lugar inscrito en el sobre. Su sueño se dibujaba a través las lágrimas de la joven sidhe. El apuesto Sean la esperaba con una sincera sonrisa en su cara. Sobraron las palabras. Un sin fin de abrazos y caricias hicieron de aquella, la más bella de las declaraciones.

En aquella silenciosa y pura declaración un corazón se rompía en el arco que daba entrada a la plaza. Las fuertes manos tiraron con un odio intenso una bella rosa marcada con las primeras gotas de rocío las cuales se asemejaban a las lágrimas del troll. Ottmar, tomó su martillo, lo único que le seguía siendo fiel y se alejó del lugar, pero la imagen de traición quedó marcada en su interior.

En la plaza, la pureza de áquel encuentro se vió absorbida por una súdbita oscuridad y los rosales crecieron hasta cerrar todas las salidas de la plaza. Las flores se marchitaron dejando caer sus negruzcos pétalos al suelo. Sean y Brenna se colocaron rápidamente espalda contra espalda para protegerse mutuamente de cualquier peligro que pudiera presentarseles. Cerraron los ojos para recordar todos los posibles Cantrips que pudieran dañar al enemigo que había sido capaz de sorprenderlos. Sólo una risa unida a un helado viento surgió detrás de las espinosas plantas. Después de eso ambos calleron al suelo presos de las peores pesadillas y atrapados por sus mayores miedos.

Ottmar también oyó aquella risa, pero penso que era el viento que se burlaba de su desdicha.

Fin de la tercera parte (la siguiente es la 4º y final)

Que tus hadas vuelen en tus sueños

Alathea, el angel sin alas

PD..ya era hora que escribiera jijij ^_^. No tengo perdón