Shizue avanzaba pos las fríos pasillos de Otosan-Uchi pero su mente estaba puesta en otra cultura, en otro tiempo que incluso ella desconocía. Unos sueños la habían empezado a interesar por aquella cultura tan distinta y alejada de la suya. Con ellos había elaborado una pequeña historia que esperaba que fascinara a sus oyentes...
Aquella mañana me resultaba extrañamente parecida a las demás. Los rayos de luz se asomaban tímidamente entre las montañas y atravesaban la espesa niebla hasta mi casa. Los gallos llevaban anunciando la llegada del nuevo día desde hacía rato y los ruidos que se escuchaban en la sala indicaban que las rutinarias tareas diarias ya habían comenzado.
Por fin, la puerta se abrió y la luz que entró me cegó durante unos instantes, no había dormido bien aquella noche y esas eran las consecuencias. Cuando mi vista volvió, contemplé, como todas las mañanas, el recto y fácil camino que se disponía bajo mis pies. Era primavera y el deshielo hacía que un manatial cercano brotara con el agua más cristalina y pura con la que llenaba una tinaja de barro.
Aunque el camino empezó con paso firme pero a cada paso se hizo más tedioso y aburrido. Un campo de cebada se disponía a mi izquierda y atravesándolo podría lograr adelantar la media hora que me había retrasado por mi pereza. Así que até la punta de mi falda a mi cintura y me dispuse a atravesar entre las pequeñas espigas verdes. Un cuervo levantó el vuelo frente a mi y me sobresalté cayendo al suelo y golpeando mi cabeza con el duro y frío suelo. La vasija se hizo añicos y yo caí inconsciente.
Al despertarme una blanca capa de nieve cubría el campo y gran parte de mi cuerpo. El cielo estaba gris y el aire levantaba la nieve que se lanzaba contra mi cara como pequeños cuchillos. No sabía cuanto tiempo había pasado, pero mi pecho estaba contraído y mis piernas entumecidas debajo de la fría nieve. Cuando intenté soltar mis piernas me resultó imposible y a volverme para mirarlas ví que la prisión helada se había tranformado en unos oscuros grilletes que seguían aprisionando mis tobillos. Las lágrimas se helaban en mi rostro y mis dedos sangraban por los esfuerzos que realizaba para liberarme. Mientras la blanca y pura nieve se teñia de rojo, miré al cielo deseperada y entre la oscuridad dislumbré un rayo de luz. Un carro conducido por grandes gatos negros surcaba el cielo con la dama más bella diriéndolos a través del cielo, Freija.
Dos gotas rojas cayeron en aquel momento del cielo. Una de ellas cayó en los grilletes que se abrieron al instante y la otra se depositó suavemente en mi mano izquierda. Cuando abrí los ojos de nuevo, la nieve había desaparecido, mi vasija estaba intacta y en mi mano izquierda había una espada de gran tamaño con una gema roja en su guarda.
El viento comenzó a levantarse y tuve que cerrar los ojos para evitar que el polvo se introdujera en su interior. Un gallo comenzó a cantar y me desperté con todo el pelo alborotado. Aunque tenía los ojos llorosos pensando en que todo había sido un sueño, no lloré. Decidí ser fuerte y aceptar mi destino si no era capaz de cambiarlo. Mis ojos se volvieron entonces hacia mi mano izquierda y al abrirla vi como una gema del color de la sangre descansaba con un suave fulgor.
Que seais dignos merecedores del Walhalla
Kyra, La protectora de Freija
2 comentarios:
Muy interesante : )________
ya estoy deseando que termines al crónica con lo que juegues en el vivo ;)
Fdo: seguidor "forzoso" de Loki
Con todo lo ilusionada k estas con este personaje, tengo ya ganas de verte disfrazada, con esa pedazo cota de mallas con escote (k esta en preparación). Y con lo bruto k te lo has hecho (mandoble en una mano), el mismisimo Conan temeria tu presencia (eso si no se enamora de ti, XD).
Un abrazo enorme.
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